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Hechos 21:13-29 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

13. pero Pablo contestó:–¿Por qué lloráis y me entristecéis? Estoy dispuesto, no solamente a ser atado, sino también a morir en Jerusalén por causa del Señor Jesús.

14. Como no pudimos convencerle, le dejamos, diciendo:–Que se haga la voluntad del Señor.

15. Después de esto nos preparamos y nos fuimos a Jerusalén.

16. Algunos creyentes de Cesarea nos acompañaron a casa de un hombre de Chipre llamado Mnasón, que era creyente desde hacía mucho tiempo y que iba a darnos alojamiento.

17. Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con alegría.

18. Al día siguiente, Pablo fue con nosotros a visitar a Santiago, y a esta reunión acudieron también todos los ancianos.

19. Pablo los saludó, y luego les contó detalladamente las cosas que Dios había hecho por medio de él entre los no judíos.

20. Ellos, al oirlo, alabaron a Dios y dijeron a Pablo:–Bueno, hermano, ya ves que entre los judíos hay muchos miles que han creído, y todos insisten en que es necesario seguir la ley de Moisés.

21. Les han informado que tú enseñas a los judíos residentes en el extranjero a no hacer caso de lo dispuesto por Moisés, y que les dices que no deben circuncidar a sus hijos ni seguir nuestras costumbres.

22. ¿Qué hay de eso? Pues, sin duda, la gente va a saber que has venido.

23. Lo mejor que puedes hacer es esto: Aquí, entre nosotros, hay cuatro hombres que han de cumplir una promesa.

24. Llévalos contigo, purifícate juntamente con ellos y paga sus gastos, para que puedan hacerse cortar el cabello. Así todos verán que no es cierto lo que se dice de ti, sino que, al contrario, tú también cumples la ley.

25. En cuanto a los no judíos que se han hecho creyentes, ya les hemos escrito nuestra decisión: no deben comer carne que haya sido sacrificada a los ídolos, ni sangre, ni carne de animales ahogados, y deben evitar toda inmoralidad sexual.

26. Entonces Pablo se llevó a los cuatro hombres, y al día siguiente se purificó juntamente con ellos; luego entró en el templo para fijar el término de los días en que había de cumplirse la promesa, es decir, el momento en el que cada uno de ellos tendría que presentar su ofrenda.

27. A punto de cumplirse los siete días, unos judíos de la provincia de Asia vieron a Pablo en el templo y alborotaron a la gente. Se lanzaron contra Pablo

28. gritando:–¡Israelitas, ayudadnos! Este es el hombre que anda por todas partes enseñando a la gente cosas que van contra nuestro pueblo, contra la ley de Moisés y contra este lugar. Además ha metido ahora en el templo a unos griegos, profanando este lugar santo.

29. Decían esto porque antes le habían visto en la ciudad en compañía de Trófimo de Éfeso, y pensaban que Pablo lo había introducido en el templo.

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