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Hechos 19:11-26 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

11. Y Dios hacía tan grandes milagros por medio de Pablo,

12. que hasta los pañuelos o las ropas que habían sido tocadas por su cuerpo eran llevadas a los enfermos, y estos se curaban de sus enfermedades y los espíritus malignos salían de ellos.

13. Pero algunos judíos que andaban por las calles expulsando espíritus malignos trataron de usar para ello el nombre del Señor Jesús. Decían a los espíritus: “¡En el nombre de Jesús, a quien Pablo anuncia, os ordeno que salgáis!”

14. Esto hacían los siete hijos de un judío llamado Esceva, que era un jefe de los sacerdotes.

15. Pero en cierta ocasión les contestó el espíritu maligno:–Conozco a Jesús y sé quién es Pablo, pero vosotros, ¿quiénes sois?

16. Al propio tiempo, el hombre que tenía el espíritu maligno se lanzó sobre ellos, y con gran fuerza los dominó a todos, maltratándolos con tanta violencia que huyeron de la casa desnudos y heridos.

17. Todos los que vivían en Éfeso, judíos y no judíos, se enteraron de lo ocurrido y se llenaron de temor. De esta manera crecía la fama del nombre de Jesús.

18. También muchos de los que creyeron llegaban confesando públicamente todo lo malo que antes habían hecho,

19. y muchos que habían practicado la brujería trajeron sus libros y los quemaron en presencia de todos. Calculado el valor de aquellos libros, resultó ser como de unas cincuenta mil monedas de plata.

20. El mensaje del Señor iba así extendiéndose y demostrando su poder.

21. Pasado todo esto, Pablo decidió recorrer Macedonia y Acaya y continuar luego su viaje hasta Jerusalén. Y se decía a sí mismo que después de ir a Jerusalén tendría que ir también a Roma.

22. Envió entonces a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, en tanto que él se quedaba por algún tiempo más en la provincia de Asia.

23. Por aquel tiempo, y a causa del nuevo camino, hubo en Éfeso un gran alboroto

24. provocado por un platero llamado Demetrio. Este hombre fabricaba figuritas de plata que representaban el templo de la diosa Artemisa, con lo que proporcionaba buenas ganancias a los que trabajaban con él.

25. Reunió, pues, a estos y a otros que trabajaban en oficios semejantes y les dijo: “Compañeros, todos sabéis que nuestro bienestar depende de este oficio.

26. Pero, como podéis ver y oir, ese tal Pablo anda por ahí diciendo que los dioses fabricados por los hombres no son dioses, y ha convencido a mucha gente, no solamente aquí en Éfeso sino en casi toda la provincia de Asia.

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