1. La ley de Moisés era solamente una sombra de los bienes que habían de venir; no su verdadera realidad. Por eso la ley no puede hacer perfectos a quienes cada año se acercan a Dios para ofrecerle los mismos sacrificios.
2. Pues si la ley realmente pudiera purificarlos del pecado, ya no se sentirían culpables y dejarían de ofrecer sacrificios.
3. Pero estos sacrificios sirven más bien para hacerles recordar sus pecados cada año,
4. ya que la sangre de los toros y de los chivos no puede quitar los pecados.
5. Por eso Cristo, al entrar en el mundo, dijo a Dios:“No quieres sacrificios ni ofrendas,sino que me has dado un cuerpo.
6. No te agradan los holocaustosni las ofrendas para quitar el pecado.
7. Entonces dije: ‘Aquí vengo,tal como está escrito de mí en el libro,para hacer, oh Dios, tu voluntad.’ ”
8. En primer lugar dice que Dios no quiere ni le agradan sacrificios u ofrendas de animales, ni holocaustos para quitar el pecado, a pesar de que son cosas que la ley manda ofrecer.
9. Y después añade: “Aquí vengo para hacer tu voluntad.” Es decir, que quita aquellos sacrificios antiguos y pone en su lugar uno nuevo.
10. Dios nos ha consagrado por cuanto su voluntad fue cumplida por Jesucristo al ofrecer su cuerpo en sacrificio una sola vez y para siempre.