7. Las langostas parecían caballos preparados para la guerra; en la cabeza llevaban una especie de corona de oro, y su cara tenía apariencia humana.
8. Tenían cabello como de mujer, y sus dientes parecían de león.
9. Sus cuerpos estaban protegidos con una especie de armadura de hierro, y el ruido de sus alas era como el de muchos carros tirados por caballos cuando entran en combate.
10. Sus colas, armadas de aguijones, parecían de alacrán, y en ellas tenían poder para hacer daño a la gente durante cinco meses.
11. El jefe de las langostas, que es el ángel del abismo, se llama en hebreo Abadón y en griego Apolión.
12. Pasó el primer desastre, pero todavía faltan dos.
13. El sexto ángel tocó su trompeta, y oí una voz que salía de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios.
14. La voz dijo al sexto ángel, que tenía la trompeta: “Suelta a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates.”
15. Entonces fueron soltados los cuatro ángeles para que matasen a la tercera parte de la gente, pues habían sido preparados precisamente para esa hora, día, mes y año.
16. Y alcancé a oir el número de los soldados de a caballo: eran doscientos millones.
17. Así vi los caballos en la visión, y quienes los montaban se cubrían el pecho con una armadura que parecía de fuego: azul como el jacinto y amarilla como el azufre. Las cabezas de los caballos eran como de león, y de su boca les brotaba fuego, humo y azufre.
18. La tercera parte de la gente fue muerta por estas tres calamidades que brotaban de la boca de los caballos: fuego, humo y azufre.
19. El poder de los caballos estaba en su boca y en su cola, pues sus colas parecían serpientes que dañaban con sus cabezas.