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Apocalipsis 21 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

1. Vi después un cielo nuevo y una tierra nueva; el primer cielo y la primera tierra habían dejado de existir, y también el mar.

VII. LA NUEVA JERUSALÉN (21.2–22.5)

2. Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios. Estaba dispuesta como una novia que se adorna para su prometido.

3. Y oí una fuerte voz que venía del trono y decía: “Dios habita aquí con los hombres. Vivirá con ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

4. Secará todas las lágrimas de ellos, y ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque todo lo que antes existía ha dejado de existir.”

5. El que estaba sentado en el trono dijo: “Yo hago nuevas todas las cosas.” Y también dijo: “Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza.”

6. Después me dijo: “Ya está hecho. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el fin. Al que tenga sed le daré a beber gratis del manantial del agua de la vida.

7. El vencedor recibirá todo esto como herencia: yo seré su Dios y él será mi hijo.

8. Pero en cuanto a los cobardes, los incrédulos, los odiosos, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican la brujería, los que adoran ídolos, y todos los mentirosos, les tocará en suerte ir al lago de azufre ardiendo, que es la muerte segunda.”

La nueva Jerusalén

9. Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete últimas calamidades, y me dijo: “Ven, que te voy a enseñar a la novia, la esposa del Cordero.”

10. En la visión que me hizo ver el Espíritu, el ángel me llevó a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios.

11. La ciudad brillaba con el resplandor de Dios; su brillo parecía el de una piedra preciosa, el de una piedra de jaspe, transparente como el cristal.

12. A su alrededor se alzaba una muralla grande y alta, con doce puertas. En cada una de las puertas había un ángel, y en ellas estaban escritos los nombres de las doce tribus de Israel.

13. Tres puertas daban al este, tres al norte, tres al sur y tres al oeste.

14. La muralla de la ciudad tenía por cimientos doce piedras, en las que estaban escritos los nombres de los doce apóstoles del Cordero.

15. El ángel que hablaba conmigo llevaba una vara de oro para medir la ciudad, sus puertas y su muralla.

16. La ciudad era cuadrada: su largo igual a su ancho. El ángel midió con su vara la ciudad: medía dos mil doscientos kilómetros; su largo, su alto y su ancho eran iguales.

17. Luego midió la muralla: medía sesenta y cinco metros, según las medidas humanas usadas por el ángel.

18. La muralla estaba construida con piedra de jaspe, y la ciudad era de oro puro, como vidrio pulido.

19. Las piedras que cimentaban la muralla estaban adornadas con toda clase de piedras preciosas: la primera con jaspe, la segunda con zafiro, la tercera con ágata, la cuarta con esmeralda,

20. la quinta con ónice, la sexta con cornalina, la séptima con crisólito, la octava con berilo, la novena con topacio, la décima con crisoprasa, la undécima con jacinto y la duodécima con amatista.

21. Las doce puertas eran doce perlas: cada puerta estaba hecha de una sola perla. Y la plaza de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparente.

22. No vi ningún santuario en la ciudad, porque el Señor Dios todopoderoso y el Cordero son su santuario.

23. La ciudad no necesita sol ni luna que la alumbren, porque la alumbra el resplandor de Dios, y su lámpara es el Cordero.

24. Las naciones andarán a la luz de la ciudad, y los reyes del mundo le entregarán sus riquezas.

25. Sus puertas no se cerrarán de día, y en ella no habrá noche.

26. Le entregarán las riquezas y el esplendor de las naciones,

27. pero nunca entrará nada impuro ni nadie odioso o engañador. Solamente entrarán los que tienen su nombre escrito en el libro de la vida del Cordero.