1. Queridos hermanos, estas son las promesas que tenemos. Por eso debemos mantenernos limpios de todo lo que pueda mancharnos ya sea el cuerpo o el espíritu. Y en el temor de Dios debemos consagrarnos completamente a él.
2. ¡Hacednos sitio en vuestro corazón! Con nadie hemos sido injustos, a nadie hemos hecho daño y a nadie hemos explotado.