19. Porque Cristo Jesús, el Hijo de Dios, a quien Silvano, Timoteo y yo predicamos entre vosotros, no es “sí” y “no” al mismo tiempo. Cristo es el “sí” de Dios,
20. pues en él se cumplen todas las promesas de Dios. Por eso, cuando alabamos a Dios decimos “Amén” por medio de Cristo Jesús.
21. Y Dios es quien a nosotros y a vosotros nos ha afirmado al unirnos a Cristo, y nos ha consagrado.
22. Nos ha marcado con su sello y ha puesto en nuestro corazón el Espíritu Santo como garantía de lo que vamos a recibir.
23. Pero si todavía no he ido a Corinto, como pensaba hacer, pongo a Dios por testigo de que ha sido por consideración a vosotros.
24. No es que queramos imponeros lo que tenéis que creer, pues ya estáis firmes en vuestra fe; lo que queremos es colaborar con vosotros para que tengáis alegría.