5. Pues aunque en el cielo y en la tierra existieran los llamados dioses (y en este sentido hay muchos dioses y muchos señores),
6. para nosotros no existe sino un solo Dios, el Padre, en quien todo tiene su origen y para quien nosotros existimos. Y hay un solo Señor, Jesucristo, por quien todas las cosas existen, y también nosotros.
7. Pero no todos saben esto. Algunos, acostumbrados de antes a adorar ídolos, todavía comen de esa carne pensando que fue sacrificada a los dioses, y su conciencia, que es débil, les hace sentirse contaminados por el ídolo.
8. Claro está que el hecho de que Dios nos acepte no depende de lo que comemos, pues no vamos a ser mejores por comer ni peores por no comer;