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Números 16:25-40 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

25. Moisés se levantó, seguido por los ancianos de Israel, y fue a donde estaban Datán y Abiram.

26. Entonces dijo al pueblo:–Apartaos de las tiendas de esos hombres perversos y no toquéis nada de lo que les pertenece, no vaya a ser que también vosotros muráis por su pecado.

27. El pueblo se apartó de donde estaban Coré, Datán y Abiram. Datán y Abiram estaban a la entrada de su tienda, con sus mujeres y sus hijos,

28. y Moisés continuó:–Con esto os voy a probar que es el Señor quien me ha enviado a hacer todas estas cosas, y que no las hago por mi propia voluntad.

29. Si estos hombres mueren de forma natural, como los demás hombres, es que el Señor no me ha enviado;

30. pero si el Señor hace algo extraordinario, y la tierra se abre y se los traga a ellos con todo lo que tienen, y caen vivos al fondo de la tierra, entonces sabréis que estos hombres han menospreciado al Señor.

31. En cuanto Moisés terminó de hablar, la tierra se abrió debajo de ellos

32. y se tragó a todos los hombres que se habían unido a Coré, junto con sus familias y todo lo que tenían.

33. Cayeron vivos al fondo de la tierra, con todas sus cosas, y luego la tierra volvió a cerrarse. Así fueron eliminados de entre los israelitas.

34. Al oirlos gritar, todos los israelitas que se encontraban alrededor salieron corriendo y diciendo: “¡No nos vaya a tragar la tierra a nosotros también!”

35. Además, el Señor envió un fuego que mató a los doscientos cincuenta hombres que habían ofrecido incienso.

36. Y el Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

37. “Ordena a Eleazar, hijo de Aarón, que saque los incensarios de entre los restos del incendio, y que arroje lejos las brasas que aún haya en ellos.

38. Los incensarios de estos hombres que han muerto por haber pecado, han quedado consagrados porque fueron usados para presentar incienso delante de mí. Que conviertan, pues, ese metal en láminas para recubrir el altar, y para que sirva de advertencia a los israelitas.”

39. El sacerdote Eleazar recogió los incensarios de bronce que habían presentado los hombres que murieron en el incendio, y ordenó que fueran convertidos en láminas para recubrir el altar.

40. Esta fue una advertencia a los israelitas de que nadie, aparte de los descendientes de Aarón, podía acercarse al altar para ofrecer incienso al Señor; de lo contrario, le pasaría lo que a Coré y a sus compañeros. Y todo se hizo tal como el Señor se lo había ordenado a Eleazar por medio de Moisés.

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