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Nehemías 1 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

I. MISIÓN DE NEHEMÍAS Y RECONSTRUCCIÓN DE LA MURALLA DE JERUSALÉN (1.1–7.73a)

Presentación de Nehemías. Su oración en favor del pueblo

1. Esta es la historia de Nehemías, hijo de Hacalías. En el año veinte del reinado de Artajerjes, en el mes de Quisleu, yo, Nehemías, estaba en la ciudadela de Susa

2. cuando llegó mi hermano Hananí con unos hombres que venían de Judá. Entonces les pregunté por Jerusalén y por los judíos que habían escapado de ir al destierro,

3. y me contestaron: “Los que escaparon de ir al destierro y se quedaron en la provincia están en una situación muy difícil y vergonzosa. En cuanto a Jerusalén, la muralla ha sido derribada y sus puertas han sido destruidas por el fuego.”

4. Al escuchar estas noticias me senté a llorar, y por algunos días estuve muy triste, ayunando y orando ante el Dios del cielo.

5. Le dije: “Señor, Dios del cielo, Dios grande y terrible, que mantienes firme tu pacto y tu fidelidad con los que te aman y cumplen tus mandamientos:

6. te ruego ahora que atiendas a la oración que día y noche te dirijo en favor de tus siervos, los israelitas. Reconozco que nosotros, los israelitas, hemos pecado contra ti. ¡Hasta mis familiares y yo hemos pecado!

7. Nos hemos conducido de la peor manera ante ti; no hemos cumplido los mandamientos, leyes y decretos que nos diste por medio de tu siervo Moisés.

8. Recuerda la advertencia que le hiciste de que si nosotros pecábamos, nos dispersarías por todo el mundo;

9. pero que si nos volvíamos a ti y cumplíamos tus mandamientos poniéndolos en práctica, aun cuando fuéramos esparcidos hasta el último rincón del mundo, nos recogerías de allí y nos llevarías de nuevo al santo lugar que escogiste como residencia de tu nombre.

10. “Nosotros somos tus siervos y tu pueblo, que rescataste con tu gran poder y fortaleza.

11. Te ruego, pues, Señor, que atiendas a mi oración y las súplicas de tus siervos, cuyo único deseo es honrarte. Te pido también que me des éxito y despiertes hacia mí las simpatías del rey.”