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Jueces 9:23-42 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

23. pero Dios interpuso un espíritu maligno entre Abimélec y los de Siquem, para que estos se rebelaran contra él,

24. y que así pagara Abimélec el sangriento asesinato de los setenta hijos de Jerubaal, y que pagaran también los de Siquem por haberle ayudado.

25. Los de Siquem tenían en los montes gente que se escondía y asaltaba a todos los que pasaban por el camino cercano. Y Abimélec se enteró de esto.

26. Un día, Gáal, el hijo de Ébed, pasó con sus hermanos por Siquem, y se ganó la confianza de los de aquella ciudad,

27. los cuales salieron al campo a vendimiar, e hicieron vino y celebraron una gran fiesta, comiendo y bebiendo en el templo de sus dioses y maldiciendo a Abimélec.

28. Y Gáal decía: “¿Quién se cree ser este Abimélec? No es más que un hijo de Jerubaal, y Zebul es su ayudante. Y nosotros, los de Siquem, ¿quiénes somos para andar como esclavos delante de ellos? Seamos esclavos de Hamor, el fundador de Siquem, pero no de Abimélec.

29. ¡Ah si yo fuera vuestro jefe, en seguida me desharía de Abimélec!” Además dijo: “¡Anda, Abimélec, reúne tu ejército y ven a pelear!”

30. Cuando Zebul, gobernador de la ciudad, se enteró de lo que andaba diciendo Gáal, se puso furioso

31. y envió el siguiente mensaje a Abimélec, que estaba en Arumá: “Gáal, el hijo de Ébed, ha venido con sus hermanos a Siquem, y están predisponiendo a la gente de la ciudad contra ti.

32. Por lo tanto, sal de noche con tus soldados y escondeos en el campo.

33. Por la mañana, al salir el sol, ataca la ciudad, y cuando Gáal y su gente salgan a pelear contigo, haz con él lo que creas más conveniente.”

34. Así pues, Abimélec y toda su gente salieron de noche y se escondieron alrededor de Siquem, repartidos en cuatro grupos.

35. Cuando Gáal salió a la puerta de la ciudad, Abimélec y su gente salieron de sus escondites.

36. Al verlos, Gáal dijo a Zebul:–¡Mira, de los cerros está bajando un ejército!–No –le contestó Zebul–. Solo son las sombras de los cerros, que a ti te parecen gente.

37. Pero Gáal siguió diciendo:–¡También de la colina que llaman Ombligo de la Tierra está bajando un ejército! ¡Y otro grupo viene por el camino de la Encina de los Adivinos!

38. –¡Habla ahora, fanfarrón! –le dijo Zebul–. ¡Tú, que decías que Abimélec no era nadie para que fuéramos sus esclavos! Ahí está el ejército que te parecía poca cosa. ¡Anda, sal ahora a pelear contra ellos!

39. Gáal salió al frente de la gente de Siquem a pelear contra Abimélec.

40. Pero Abimélec le persiguió, y Gáal huyó de él. Hasta en la puerta misma de la ciudad hubo muchos muertos.

41. Abimélec se quedó en Arumá, y Zebul arrojó de Siquem a Gáal y sus hermanos.

42. Al día siguiente, los de Siquem salieron al campo. Abimélec, al enterarse de ello,

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