17. Al contrario, seguiremos haciendo lo que habíamos decidido hacer. Seguiremos ofreciendo incienso y ofrendas de vino a la diosa Reina del Cielo, como lo hemos hecho hasta ahora y como antes lo hicieron nuestros antepasados y nuestros reyes y jefes en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Pues antes teníamos comida en abundancia, nos iba bien y no nos vino ninguna desgracia;
18. pero desde que dejamos de ofrecer incienso y ofrendas de vino a la Reina del Cielo, nos falta de todo, y nuestra gente muere de hambre o en la guerra.
19. Las mujeres añadieron:–Nosotras hacíamos tortas que representaban a la Reina del Cielo, y le ofrecíamos incienso y ofrendas de vino, pero todo ello con el consentimiento de nuestros esposos. Y lo seguiremos haciendo.
20. Entonces Jeremías respondió a todos los hombres y mujeres que le habían contestado de esa manera:
21. –¿Creéis que el Señor no se daba cuenta, o que se había olvidado de que vosotros y vuestros antepasados, vuestros reyes, vuestros jefes y el pueblo en general, ofrecíais incienso a otros dioses en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén?
22. Pero el Señor no pudo soportar más las malas acciones cometidas por vosotros y que a él tanto le disgustan. Por eso, vuestro país está hoy en ruinas y no hay nadie que viva en él; se ha convertido en ejemplo de maldición, en algo que causa terror.
23. Esta desgracia en que ahora os encontráis os ha venido precisamente porque ofrecisteis incienso a otros dioses, pecando así contra el Señor, y porque no obedecisteis sus instrucciones y leyes, ni cumplisteis sus mandatos.
24. Jeremías dijo además a todo el pueblo, y especialmente a las mujeres:–Escuchad este mensaje del Señor todos vosotros, gente de Judá que vive en Egipto.
25. El Señor todopoderoso, el Dios de Israel, dice: ‘Vosotras las mujeres lo decís de boca y lo practicáis de hecho. Decís que habéis prometido ofrecer incienso y ofrendas de vino a la Reina del Cielo, y que cumpliréis sin falta vuestra promesa. ¡Muy bien, cumplid y poned por obra lo que habéis prometido!
26. Pero oíd todos vosotros, gente de Judá que vive en Egipto, lo que yo, el Señor, os digo: Juro por mi nombre soberano que ninguno de los de Judá volverá a pronunciar mi nombre en todo Egipto, diciendo: Por la vida del Señor.
27. Porque yo estaré vigilando para enviarles calamidades y no beneficios. Todos los de Judá que viven en Egipto serán completamente aniquilados por la guerra o el hambre.
28. Serán muy contados los que escapen de morir en la guerra y vuelvan de Egipto a Judá. Así, todos los que quedaban en Judá y vinieron a vivir a Egipto verán qué palabras se cumplieron, si las mías o las de ellos.
29. Yo, el Señor, os daré esta señal como prueba de que mis amenazas se van a cumplir y de que os castigaré en este país: