1. El año cuarto del reinado de Sedequías, hijo de Josías, en Judá, el Señor se dirigió a Jeremías
2. y le dijo: “Hazte unas correas y un yugo, y póntelos sobre el cuello.
3. Luego manda un recado a los reyes de Edom, Moab, Amón, Tiro y Sidón por medio de los mensajeros que han venido a Jerusalén a visitar al rey Sedequías.
4. Mándales que manifiesten esto a sus soberanos: Yo, el Señor todopoderoso, el Dios de Israel, digo:
5. Con gran despliegue de poder hice el mundo, y los hombres y animales que hay en él, y puedo dárselo a quien yo quiera.
6. Pues bien, yo he puesto todas estas tierras bajo el poder de mi servidor Nabucodonosor, rey de Babilonia, y hasta a los animales salvajes los he puesto bajo su dominio.
7. Todas las naciones estarán sometidas a él, a su hijo y a su nieto, hasta que también a su país le llegue el momento de estar sometido a grandes naciones y reyes poderosos.
8. Y si algunas naciones o reyes no se someten al yugo de Nabucodonosor, yo los castigaré con guerra, hambre y peste, hasta que todos queden bajo su poder. Yo, el Señor, lo afirmo.
9. “Por tanto, no hagáis caso a esos profetas, adivinos o intérpretes de sueños, ni a los hechiceros que pretenden predecir el futuro y que os aconsejan no someteros al rey de Babilonia.
10. Eso que os dicen es mentira, y lo único que vais a conseguir es que os destierren de vuestro país, y que yo os disperse y muráis.
11. En cambio, a la nación que se someta al poder del rey de Babilonia, yo la dejaré que se quede en su tierra para que viva en ella y la cultive. Yo, el Señor, lo afirmo.”