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Jeremías 26:1-16 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

1. Al comienzo del reinado de Joaquim, hijo de Josías, en Judá, el Señor se dirigió a Jeremías

2. y le dijo: “Ponte en el atrio del templo, y di todo lo que te ordené que dijeras a la gente que viene de las ciudades de Judá para adorar en el templo. No dejes nada por decir.

3. Quizá te hagan caso y dejen su mala conducta, y yo decida no castigarlos por sus malas acciones, como había pensado.

4. Diles que yo, el Señor, digo: ‘Si no me hacéis caso ni cumplís las instrucciones que os he dado,

5. ni hacéis caso a las advertencias de mis siervos los profetas que una y otra vez os he enviado y a los que habéis desobedecido,

6. entonces haré con este templo lo que hice con el de Siló. Haré de esta ciudad un ejemplo de maldición para todas las naciones de la tierra.’ ”

7. Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo oyeron estas palabras que Jeremías pronunció en el templo.

8. Y cuando él terminó de decir lo que el Señor le había ordenado, los sacerdotes, los profetas y el pueblo le echaron mano y le dijeron: “¡Vas a morir!

9. ¿Cómo te atreves a decir en nombre del Señor que este templo quedará como el de Siló, y que esta ciudad será destruida y quedará sin habitantes?” Y todo el pueblo se agolpó en el templo, alrededor de Jeremías.

10. Los jefes de Judá, al oir lo que pasaba, fueron del palacio del rey al templo, y allí, en la puerta Nueva, se sentaron.

11. Entonces los sacerdotes y los profetas dijeron a los jefes y a todo el pueblo: “Este hombre debe ser condenado a muerte, porque ha hablado contra esta ciudad. Vosotros lo oísteis con vuestros propios oídos.”

12. Jeremías se dirigió a los jefes y al pueblo y les dijo: “El Señor fue quien me envió a hablar en su nombre, y a decir contra este templo y esta ciudad todo lo que habéis oído.

13. Mejorad vuestra conducta y vuestras acciones, obedeced al Señor vuestro Dios y él no os enviará las calamidades que os ha anunciado.

14. En cuanto a mí, estoy en vuestras manos; haced conmigo lo que os parezca.

15. Pero, eso sí, sabed bien que, si me matáis, vosotros y los habitantes de esta ciudad seréis culpables de haber matado a un inocente; porque en verdad fue el Señor quien me envió a anunciaros claramente todas esas cosas.”

16. Entonces los jefes y el pueblo dijeron a los sacerdotes y a los profetas: “No hay motivo para condenar a muerte a este hombre; nos ha hablado en nombre del Señor nuestro Dios.”

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