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Génesis 44:8-24 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

8. Si regresamos desde Canaán a devolver el dinero que encontramos en la boca de nuestros costales, ¿cómo íbamos a robar plata ni oro de la casa de tu amo?

9. ¡Que muera cualquiera de estos servidores tuyos al que se le encuentre la copa, y hasta nosotros seremos tus esclavos!

10. Entonces el mayordomo dijo:–Se hará como decís, pero solo el que tenga la copa será mi esclavo; los demás quedaréis libres de culpa.

11. Cada uno de ellos bajó rápidamente su costal hasta el suelo, y lo abrió.

12. El mayordomo buscó en cada costal, comenzando por el del hermano mayor hasta el del hermano menor, y encontró la copa en el costal de Benjamín.

13. Entonces ellos se rasgaron las ropas en señal de dolor. Después cada uno echó la carga sobre su asno y regresaron a la ciudad.

14. Cuando Judá y sus hermanos llegaron a la casa de José, todavía estaba él allí. Entonces se inclinaron delante de él hasta tocar el suelo con la frente,

15. mientras José les decía:–¿Qué es esto que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo puede adivinar?

16. Judá contestó:–¿Qué podemos responderte? ¿Cómo podemos probar nuestra inocencia? Dios nos ha encontrado en pecado. Aquí nos tienes; somos tus esclavos, junto con el que tenía la copa.

17. Pero José dijo:–De ninguna manera. Solo aquel que tenía la copa será mi esclavo. Los demás podéis regresar tranquilos a la casa de vuestro padre. Nadie os molestará.

18. Entonces Judá se acercó a José y le dijo:–Te ruego, señor, que me permitas decirte algo en secreto. Por favor, no te enojes conmigo, pues tú eres como el mismo faraón.

19. Tú nos preguntaste si teníamos padre o algún otro hermano,

20. y nosotros te contestamos que teníamos un padre anciano y un hermano todavía muy joven, que le nació a nuestro padre en su vejez. También te dijimos que nuestro padre lo quiere mucho, pues es el único hijo que le queda de la misma madre, porque su otro hermano murió.

21. Entonces tú nos pediste que lo trajéramos, porque querías conocerlo.

22. Nosotros te dijimos que el muchacho no podía dejar a su padre, porque si lo dejaba, su padre moriría.

23. Pero tú nos dijiste que si él no venía con nosotros, no volverías a recibirnos.

24. “Cuando regresamos junto a mi padre, le contamos todo lo que tú nos habías dicho.

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