14. Que el Dios todopoderoso le haga tener compasión de vosotros para que deje libre a vuestro otro hermano y a Benjamín. En cuanto a mí, si he de quedarme sin hijos, ¡pues me quedaré sin hijos!
15. Los hijos de Jacob tomaron los regalos, el doble del dinero, y a Benjamín, y se fueron a Egipto. Cuando llegaron ante José,
16. y José vio que Benjamín estaba con ellos, dijo al mayordomo de su casa:–Lleva a estos hombres a mi casa, y mata una vaca y prepárala, porque ellos comerán conmigo hoy al mediodía.
17. El mayordomo hizo tal y como José le ordenó, y los llevó personalmente;
18. pero ellos se asustaron porque los llevaban a la casa de José, y se dijeron:–¡Esto es un pretexto! Nos han traído aquí por el dinero que nos devolvieron la vez pasada. Van a atacarnos y hacernos trabajar como esclavos, junto con nuestros animales.
19. Así que, al llegar a la puerta de la casa, se acercaron al mayordomo para hablar con él,
20. y le dijeron:–¡Ay, señor! La otra vez vinimos de veras a comprar trigo,
21. pero cuando llegamos al lugar donde íbamos a pasar la noche, abrimos nuestros costales, y ahí, en la boca de cada costal, estaba el dinero de cada uno de nosotros. El dinero estaba completo. Ahora lo hemos traído para devolverlo,
22. y también trajimos más dinero para comprar trigo. Pero no sabemos quién puso nuestro primer dinero en los costales.
23. El mayordomo contestó:–Calmaos, no tengáis miedo. El Dios vuestro y de vuestro padre debe de haber puesto ese dinero en vuestros costales, pues yo recibí el dinero que habíais pagado.El mayordomo sacó a Simeón y lo llevó a donde estaban ellos;
24. luego llevó a todos a la casa de José, les dio agua para que se lavaran los pies, y también dio de comer a sus asnos.
25. Ellos prepararon los regalos y esperaron a que José llegara al mediodía, pues habían sabido que allí iban a comer.
26. Cuando José llegó a la casa, le dieron los regalos que habían traído y se inclinaron hasta tocar el suelo con la frente.
27. José les preguntó cómo estaban, y también preguntó:–¿Cómo está vuestro padre, el anciano del cual me hablasteis? ¿Vive todavía?
28. Ellos hicieron una reverencia, y dijeron:–Nuestro padre, vuestro servidor, está bien. Todavía vive.
29. José miró a su alrededor, y vio a Benjamín, su hermano de padre y madre, y dijo:–¿Es este vuestro hermano menor, del cual me hablasteis? ¡Que Dios te bendiga, hijo mío!Al decir esto,
30. José se sintió tan emocionado de ver a su hermano, que le dieron ganas de llorar. Apresuradamente entró en su cuarto y se echó a llorar.
31. Cuando pudo contener el llanto, se lavó la cara y salió, y dijo: “¡Servid ya la comida!”
32. A José le sirvieron en una mesa, a los hijos de Jacob en otra, y en otra distinta a los egipcios que comían con José; porque los egipcios tenían prohibido comer junto con los hebreos.