25. En nuestra casa hay lugar para que pases la noche, y también suficiente paja y comida para los camellos.
26. Entonces el siervo se arrodilló y adoró al Señor,
27. diciendo: “¡Bendito sea el Señor, el Dios de mi amo Abraham, pues ha sido fiel y bondadoso con mi amo, y me ha dirigido en el camino a la casa de sus parientes!”
28. Rebeca fue corriendo a la casa de su madre, a contar todo lo que le había pasado.