Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Esdras 6:2-12 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

2. y en el palacio de Ecbatana, que está en la provincia de Media, se encontró un libro en el que constaba la siguiente memoria:

3. “En el primer año de su reinado, el rey Ciro dictó esta orden:‘En relación con el templo de Dios en Jerusalén: Que se pongan los cimientos y se reconstruya el edificio, para que se ofrezcan allí sacrificios. Ha de tener veintisiete metros de alto por veintisiete de ancho;

4. además, tres hileras de grandes bloques de piedra y una de madera nueva. El tesoro real pagará los gastos.

5. En cuanto a los utensilios de oro y plata del templo de Dios, los cuales Nabucodonosor sacó del templo de Jerusalén y trajo a Babilonia, que se devuelvan y sean llevados a Jerusalén, y que sean colocados en el templo de Dios, que es su sitio.’ ”

6. Entonces el rey Darío dio la siguiente orden a Tatenai, gobernador de la provincia al oeste del río Éufrates, y a Setar-boznai y sus compañeros, los funcionarios de aquella misma provincia:“Retiraos de Jerusalén

7. y dejad que el gobernador de los judíos y sus dirigentes se encarguen de reconstruir en su sitio el templo de Dios.

8. Y estas son mis órdenes en cuanto a la manera de ayudar a los dirigentes judíos para que reconstruyan el templo de Dios: Que con los impuestos que el tesoro real recibe de la provincia al oeste del río Éufrates se paguen puntualmente los gastos para que no se interrumpan las obras.

9. Y que diariamente y sin falta se entregue a los sacerdotes de Jerusalén, según sus indicaciones, todo lo que necesiten, sean becerros, carneros o corderos para los holocaustos al Dios del cielo; o también trigo, sal, vino o aceite,

10. para que ofrezcan al Dios del cielo sacrificios agradables y rueguen también por la vida del rey y de sus hijos.

11. “Asimismo ordeno que si alguien desobedece esta orden, se arranque una viga de su propia casa y sea empalado en ella; y que su casa sea convertida en un montón de escombros.

12. ¡Y que el Dios que escogió a Jerusalén como residencia de su nombre, destruya a cualquier rey o nación que se atreva a causar dificultades o perjuicios al templo del Señor que está en Jerusalén! Yo, Darío, he dado esta orden. Cúmplase al pie de la letra.”

Leer capítulo completo Esdras 6