Antiguo Testamento

Nuevo Testamento

Eclesiastés 2:5-13 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

5. Cultivé mis huertos y jardines, y planté toda suerte de árboles frutales.

6. Construí albercas para el riego de los árboles plantados;

7. compré esclavos y esclavas, y aun tuve criados nacidos en mi casa; también tuve más vacas y ovejas que cualquiera otro antes de mí en Jerusalén.

8. Junté montones de oro y plata, tesoros que antes fueron de otros reyes y de otras provincias. Tuve cantores y cantoras, placeres humanos y concubina tras concubina.

9. Fui un gran personaje, y llegué a tener más que todos los que fueron antes de mí en Jerusalén. Además de eso, la sabiduría no me abandonaba.

10. Nunca me negué ningún deseo; jamás me negué ninguna diversión. Gocé de corazón con todos mis trabajos, y ese gozo fue mi recompensa.

11. Me puse luego a considerar mis propias obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y me di cuenta de que todo era vana ilusión, un querer atrapar el viento, y de que no hay nada de provecho en este mundo.

12. Después me puse a reflexionar sobre la sabiduría, la estupidez y la necedad: ¿qué más podrá hacer el que reine después de mí, sino lo que ya antes ha sido hecho?

13. Y encontré que es más provechosa la sabiduría que la necedad, como también es más provechosa la luz que la oscuridad.

Leer capítulo completo Eclesiastés 2