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Deuteronomio 2:21-36 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

21. se trataba de un pueblo grande y numeroso, y de gente alta como los descendientes del gigante Anac, pero el Señor los destruyó por mano de los amonitas, los cuales se quedaron a vivir para siempre en el país.

22. Este caso es semejante al de los descendientes de Esaú, que habitaban en Seír y que exterminaron a los horeos para quedarse a vivir allí.

23. Lo mismo les pasó a los heveos, que vivían en aldeas cerca de Gaza y que fueron exterminados por los filisteos, los cuales vinieron de Creta y se quedaron a vivir allí.)

24. ‘¡Vamos, dijo el Señor, poneos en marcha y cruzad el río Arnón! Yo haré caer en vuestras manos al amorreo Sihón, que es rey de Hesbón, y a su país. ¡Entrad en su territorio y declaradle la guerra!

25. A partir de hoy haré que ante vosotros todos los pueblos de la tierra se llenen de espanto. Cuando oigan hablar de vosotros, se echarán a temblar y la angustia se adueñará de ellos.’

26. “Desde el desierto de Cademot envié unos mensajeros a Sihón, rey de Hesbón, para proponerle de manera amistosa lo siguiente:

27. ‘Pienso pasar por tu territorio, siguiendo siempre el camino principal y sin tocar ningún otro punto de tu país.

28. Te pagaremos con dinero los alimentos que necesitemos y el agua que bebamos. Solamente te pido que nos dejes pasar,

29. como nos lo han permitido los descendientes de Esaú que viven en Seír, y los moabitas que viven en Ar, hasta que crucemos el río Jordán y lleguemos al país que el Señor nuestro Dios nos va a dar.’

30. “Pero el rey Sihón no quiso dejarnos pasar por su tierra, porque el Señor vuestro Dios hizo que se negara rotundamente a ello, con el fin de ponerlo en vuestras manos, como todavía lo está hoy.

31. “Entonces el Señor me dijo: ‘A partir de este momento te entrego a Sihón y a todo su país; entra ya en su territorio y apodérate de él.’

32. “Sihón nos salió al encuentro con todo su ejército, para presentarnos batalla en Jahas;

33. pero el Señor nuestro Dios le hizo caer en nuestras manos, y lo derrotamos a él, con sus hijos y todo su ejército.

34. Todas sus ciudades cayeron en nuestro poder y las destinamos a la destrucción. Matamos hombres, mujeres y niños; no dejamos a nadie con vida.

35. Lo único que tomamos para nosotros fue el ganado y las cosas de valor que hallamos en las ciudades conquistadas.

36. Desde la ciudad de Aroer, que está junto al río Arnón, y la ciudad que está en el valle, hasta Galaad, no hubo ciudad que resistiera nuestro ataque; el Señor nuestro Dios hizo que todas cayeran en nuestro poder.

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