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Daniel 6:3-15 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

3. quien pronto, por su gran capacidad, se distinguió de los demás supervisores y jefes regionales; por eso el rey pensó en ponerlo al frente del gobierno de la nación.

4. Los supervisores y gobernadores buscaron entonces un motivo para acusarle de mala administración del reino, pero como Daniel era un hombre honrado no le encontraron ninguna falta; por lo tanto no pudieron presentar ningún cargo contra él.

5. Sin embargo, siguieron pensando en el asunto y dijeron: “No encontraremos ningún motivo para acusar a Daniel, a no ser algo que tenga que ver con su religión.”

6. Así pues, los supervisores y gobernadores se pusieron de acuerdo para ir a hablar con el rey Darío, y cuando estuvieron en su presencia le dijeron:–¡Viva Su Majestad para siempre!

7. Reunidas en consejo todas las autoridades que gobiernan la nación, han acordado la publicación de un decreto real ordenando que durante treinta días nadie dirija una súplica a ningún dios ni hombre, sino solo a Su Majestad. Aquel que no obedezca será arrojado al foso de los leones.

8. Por lo tanto, confirme Su Majestad el decreto, y fírmelo para que no pueda ser modificado, conforme a la ley de los medos y los persas, que no puede ser derogada.

9. Ante esto, el rey Darío firmó el decreto.

10. Cuando Daniel supo que el decreto había sido firmado, se fue a su casa, abrió las ventanas de su dormitorio, que estaba orientado hacia Jerusalén, y se arrodilló para orar y alabar a Dios. Esto lo hacía tres veces al día, tal como siempre lo había hecho.

11. Entonces aquellos hombres entraron juntos en la casa de Daniel, y lo encontraron orando y alabando a su Dios.

12. En seguida fueron a ver al rey para hablarle del decreto. Le dijeron:–Su Majestad ha publicado un decreto, según el cual todo aquel que durante estos treinta días dirija una súplica a cualquier dios u hombre que no sea Su Majestad, será arrojado al foso de los leones, ¿no es verdad?–Así es –respondió el rey–. Y el decreto debe cumplirse conforme a la ley de los medos y los persas, que no puede ser derogada.

13. Entonces ellos siguieron diciendo:–Pues Daniel, uno de esos judíos desterrados, no muestra ningún respeto por Su Majestad ni por el decreto publicado, ya que le hemos visto hacer su oración tres veces al día.

14. Al oir esto, el rey se puso muy triste, y trató de hallar una manera de salvar a Daniel. Hasta la hora de ponerse el sol estuvo haciendo todo lo posible por salvarle,

15. pero aquellos hombres se presentaron de nuevo al rey y le dijeron:–Su Majestad sabe bien que, según la ley de los medos y los persas, ninguna prohibición o decreto firmado por el rey puede ser derogado.

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