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2 Samuel 19:18-36 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

18. atravesó el vado del río para ayudar a la familia del rey a cruzarlo y quedar bien con él. Cuando el rey se disponía a cruzar el Jordán, Simí se inclinó delante de él

19. y le dijo:–Ruego a Su Majestad que no tome en cuenta mi falta ni recuerde el delito que este servidor suyo cometió el día en que Su Majestad salió de Jerusalén. No me guarde rencor,

20. pues yo mismo reconozco mi culpa, y de toda la casa de José hoy he sido el primero en salir a recibir a Su Majestad.

21. Entonces Abisai, hijo de Seruiá, dijo:–¿Acaso no merece la muerte Simí, por haber maldecido al rey escogido por el Señor?

22. Pero David respondió:–¡Esto no es asunto vuestro, hijos de Seruiá! ¿Por qué os oponéis a mí? Ahora sé bien que soy el rey de Israel, así que nadie en Israel morirá en este día.

23. Luego, dirigiéndose a Simí, le juró que no moriría.

24. También salió a recibirle Mefi-bóset, el hijo de Saúl. Desde el día en que el rey salió, y hasta que volvió sano y salvo, no se había lavado los pies ni cortado la barba ni lavado la ropa.

25. Y cuando vino a Jerusalén para recibir al rey, este le dijo:–Mefi-bóset, ¿por qué no viniste conmigo?

26. Él respondió:–Mi criado me engañó, Majestad. Como soy cojo, le ordené que me aparejara un asno para montar en él e irme con Su Majestad.

27. Pero él me ha calumniado ante Su Majestad. Sin embargo, Su Majestad es como un ángel de Dios y hará lo que mejor le parezca.

28. Y aunque toda mi familia paterna era digna de muerte ante Su Majestad, este siervo suyo fue invitado a comer en la mesa de Su Majestad. ¿Qué más puedo pedir de Su Majestad?

29. El rey le respondió:–No hay nada más que hablar. Ya he ordenado que tú y Sibá os repartáis las tierras.

30. Pero Mefi-bóset le contestó:–Que se quede él con todas. Lo importante es que Su Majestad ha vuelto sano y salvo a su palacio.

31. En cuanto a Barzilai, el de Galaad, había bajado de Roguelim para acompañar al rey a cruzar el Jordán y allí despedirse de él.

32. Era ya muy anciano, pues tenía ochenta años, y durante el tiempo en que el rey estuvo en Mahanaim había dado al rey todo lo necesario, porque era muy rico.

33. El rey dijo entonces a Barzilai:–Vente conmigo a Jerusalén y allí me haré cargo de ti.

34. Pero Barzilai le respondió:–Me quedan pocos años de vida para irme ahora a Jerusalén con Su Majestad,

35. pues ya tengo ochenta años; he perdido el gusto de lo que como y lo que bebo, y ya no puedo decir si tiene buen o mal sabor; tampoco puedo oir ya la voz de los cantores y cantoras. ¿Por qué he de convertirme en una carga para Su Majestad?

36. Si únicamente voy a acompañar a Su Majestad a cruzar el Jordán, ¿por qué ha de ofrecerme Su Majestad esta recompensa?

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