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2 Samuel 14:2-15 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

2. así que mandó traer de Tecoa a una mujer muy astuta que allí vivía. Le dijo: “Finge que estás de duelo y vístete de luto; y no te pongas perfume, pues debes parecer una mujer que durante mucho tiempo ha estado de luto por algún muerto.

3. Luego preséntate ante el rey y repite exactamente lo que te voy a decir.”Luego que Joab le dijo lo que tenía que repetir,

4. aquella mujer de Tecoa fue ante el rey, e inclinándose hasta tocar el suelo con la frente en señal de reverencia, le dijo:–¡Dígnese Su Majestad ayudarme!

5. –¿Qué te pasa? –le preguntó el rey.Ella respondió:–Yo soy viuda, mi marido ha muerto,

6. y dos hijos que tenía esta servidora de Su Majestad tuvieron una pelea en el campo; y como no hubo quien los separara, uno de ellos hirió al otro y lo mató.

7. Y ahora todos mis parientes se han puesto en contra mía y quieren que yo les entregue al que mató a su hermano, para vengar la muerte del que fue asesinado y al mismo tiempo quitar de en medio al único heredero. Así van a apagar la única brasa que me ha quedado, y van a dejar a mi marido sin ningún descendiente que lleve su nombre en la tierra.

8. Entonces el rey respondió a la mujer:–Vete a tu casa, que yo voy a dar órdenes en favor tuyo.

9. La mujer le contestó:–Mi rey y señor, si alguien ha de cargar con la culpa, que seamos yo y mi familia paterna, pero no Su Majestad ni su gobierno.

10. El rey contestó:–Al que te amenace, tráemelo, y no volverá a molestarte más.

11. Pero ella insistió:–¡Ruego a Su Majestad que invoque al Señor su Dios, para que el pariente que quiera vengar la muerte de mi hijo no aumente la destrucción matándome también al otro!El rey afirmó:–¡Te juro por el Señor que no caerá al suelo ni un pelo de la cabeza de tu hijo!

12. Pero la mujer siguió diciendo:–Permita Su Majestad que esta servidora suya diga tan solo una palabra más.–Habla –dijo el rey.

13. Entonces la mujer preguntó:–¿Por qué, pues, piensa Su Majestad hacer esto mismo contra el pueblo de Dios? Según lo que Su Majestad ha dicho, resulta culpable por no dejar que regrese su hijo desterrado.

14. Es un hecho que todos tenemos que morir; somos como agua que se derrama en el suelo, que no se puede recoger. Sin embargo, Dios no quita la vida a nadie, sino que pone los medios para que el desterrado no siga alejado de él.

15. Ahora bien, si yo he venido a decir esto a Su Majestad, mi señor, es porque la gente me atemorizó. Por eso decidió esta servidora suya hablar, por si acaso Su Majestad aceptaba hacer lo que he pedido.

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