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2 Reyes 9:17-28 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

17. Cuando el centinela que estaba en la torre de Jezreel vio acercarse el grupo de Jehú, gritó:–¡Viene gente!Entonces Joram ordenó:–Mandad a su encuentro un hombre a caballo, para que les pregunte si vienen en son de paz.

18. El jinete fue al encuentro de Jehú y le dijo:–El rey manda a preguntar si venís en son de paz.Jehú le contestó:–Eso no es asunto tuyo. ¡Ponte ahí, detrás de mí!Entonces el centinela informó:–El mensajero ha llegado hasta ellos, pero no se le ve regresar.

19. Al momento envió el rey otro hombre a caballo, que llegó hasta ellos y les dijo:–El rey manda a preguntar si venís en son de paz.Jehú respondió:–Eso no es asunto tuyo. ¡Ponte ahí, detrás de mí!

20. El centinela informó de nuevo:–El otro ha llegado también hasta ellos, pero no se le ve regresar. Y parece que quien conduce el carro es Jehú, el nieto de Nimsí, porque lo conduce como un loco, conforme a su manera de ser.

21. Entonces Joram ordenó:–¡Enganchad mi carro de combate!Engancharon su carro, y Joram, rey de Israel, y Ocozías, rey de Judá, salieron, cada uno en su carro de combate, al encuentro de Jehú. Lo encontraron en la propiedad de Nabot de Jezreel.

22. Y al ver Joram a Jehú, le dijo:–¿Vienes en son de paz, Jehú?Jehú respondió:–¿Qué paz puede haber mientras tu madre, Jezabel, siga con sus prostituciones y sus muchas hechicerías?

23. En seguida Joram dio la vuelta y huyó, mientras gritaba a Ocozías:–¡Traición, Ocozías!

24. Pero Jehú tendió su arco y disparó contra Joram una flecha que le entró por la espalda y le atravesó el corazón. Joram cayó herido de muerte sobre su carro.

25. Jehú ordenó entonces a Bidcar, su ayudante:–Sácalo de ahí y échalo en el campo de Nabot de Jezreel, porque recuerdo que cuando tú y yo conducíamos juntos los carros de combate de Ahab, su padre, el Señor pronunció esta sentencia contra él:

26. ‘Así como ayer vi la sangre de Nabot y de sus hijos, así te daré tu merecido en este mismo terreno. Yo, el Señor, lo afirmo.’ Así que cógelo y échalo en el campo de Nabot, según lo anunció el Señor.

27. Cuando Ocozías, rey de Judá, vio lo que sucedía, huyó hacia Bet-hagan. Pero Jehú le persiguió, y ordenó:–¡Matadlo a él también!Le hirieron de muerte en su carro, en la cuesta de Gur, junto a Ibleam, pero él huyó hasta Meguido. Allí murió.

28. Después sus criados lo llevaron a Jerusalén en un carro y lo enterraron en su sepulcro familiar, en la Ciudad de David.

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