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2 Reyes 5:13-27 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

13. Pero sus criados se acercaron a él y le dijeron:–Señor, si el profeta te hubiera mandado hacer algo difícil, ¿no lo habrías hecho? Pues con mayor razón si solo ha dicho que te laves y quedarás limpio.

14. Naamán fue y se sumergió siete veces en el Jordán, según se lo había ordenado el profeta; y su carne se volvió como la de un muchacho, y quedó limpio.

15. Entonces él y todos sus acompañantes fueron a ver a Eliseo. Al llegar ante él, Naamán le dijo:–¡Ahora estoy convencido de que en toda la tierra no hay Dios, sino solo en Israel! Por lo tanto, te ruego que aceptes un regalo de este servidor tuyo.

16. Pero Eliseo le contestó:–Juro por el Señor, que me está viendo, que no lo aceptaré.Y aunque Naamán insistió, Eliseo se negó a aceptarlo.

17. Entonces Naamán dijo:–En ese caso permite que me lleve dos cargas de mula de tierra de Israel; porque este servidor tuyo no volverá a ofrecer holocaustos ni sacrificios a otros dioses, sino al Señor.

18. Solamente ruego al Señor que me perdone una cosa: que cuando mi soberano vaya a adorar al templo de Rimón, y se apoye en mi brazo, y yo tenga que arrodillarme en ese templo, que el Señor me lo perdone.

19. Eliseo le respondió:–Vete tranquilo.Naamán se fue de allí, y ya iba a cierta distancia, cuando

20. Guehazí, el criado del profeta Eliseo, pensó: “Mi señor ha dejado ir a Naamán el sirio sin aceptar nada de lo que él trajo. Juro por el Señor que voy a seguirle de prisa, a ver qué puedo conseguir de él.”

21. Y se fue Guehazí tras Naamán, que al verle ir detrás de él se bajó de su carro para recibirle, y le preguntó:–¿Pasa algo malo?

22. –No, nada –contestó Guehazí–. Pero mi amo me ha enviado a decirte que acaban de llegar dos profetas jóvenes, que vienen de los montes de Efraín, y te ruega que les des tres mil monedas de plata y dos mudas de ropa.

23. Naamán respondió:–Por favor, toma seis mil monedas de plata.E insistiendo Naamán en que las aceptara, las metió en dos sacos junto con las dos mudas de ropa, y se lo entregó todo a dos de sus criados para que lo llevaran delante de Guehazí.

24. Cuando llegaron a la colina, Guehazí tomó la plata que llevaban los criados, la guardó en la casa y los despidió.

25. Luego fue y se presentó ante su amo, y Eliseo le preguntó:–¿De dónde vienes, Guehazí?–Yo no he ido a ninguna parte –contestó Guehazí.

26. Pero Eliseo insistió:–Cuando cierto hombre se bajó de su carro para recibirte, yo estaba allí contigo, en el pensamiento. Pero este no es el momento de recibir dinero y mudas de ropa, ni de comprar huertos, viñas, ovejas, bueyes, criados y criadas.

27. Por lo tanto, la lepra de Naamán se os pegará a ti y a tu descendencia para siempre.Y cuando Guehazí se separó de Eliseo, estaba leproso, blanco como la nieve.

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