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2 Reyes 5:1-16 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

1. Había un hombre llamado Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, muy estimado y favorecido por su rey, porque el Señor había dado la victoria a Siria por medio de él. Pero este hombre estaba enfermo de lepra.

2. En una de las correrías de los sirios contra los israelitas, una muchachita fue hecha cautiva y puesta al servicio de la mujer de Naamán.

3. Esta muchachita dijo a su ama:–Si mi amo fuera a ver al profeta que está en Samaria, quedaría curado de su lepra.

4. Naamán fue y contó a su rey lo que había dicho aquella muchacha.

5. Y el rey de Siria le respondió:–Está bien, ve, que yo mandaré una carta al rey de Israel.Entonces Naamán se fue. Tomó treinta mil monedas de plata, seis mil monedas de oro y diez mudas de ropa,

6. y llevó al rey de Israel la carta, que decía: “Cuando recibas esta carta, sabrás que envío a Naamán, uno de mis oficiales, para que lo sanes de su lepra.”

7. Cuando el rey de Israel leyó la carta se rasgó la ropa en señal de aflicción y dijo:–¿Acaso yo soy Dios, que da la vida y la quita, para que este me mande un hombre a que yo lo cure de su lepra? ¡Mirad bien y veréis que está buscando un pretexto contra mí!

8. Al enterarse el profeta Eliseo de que el rey se había rasgado la ropa por aquella carta, le mandó a decir: “¿Por qué te has rasgado la ropa? Que venga ese hombre a verme y sabrá que hay un profeta en Israel.”

9. Naamán fue, con su carro y sus caballos, y se detuvo a la puerta de la casa de Eliseo.

10. Pero Eliseo envió un mensajero a decirle: “Ve, lávate siete veces en el río Jordán y tu cuerpo quedará limpio de la lepra.”

11. Naamán se enfureció, y se fue diciendo:–Yo pensé que iba a salir a recibirme, que de pie invocaría al Señor su Dios y luego movería su mano sobre la parte enferma, y que así me quitaría la lepra.

12. ¿No son los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar, mejores que todos los ríos de Israel? ¿No podría yo haber ido a lavarme en ellos y quedar limpio?Y muy enojado se fue de allí.

13. Pero sus criados se acercaron a él y le dijeron:–Señor, si el profeta te hubiera mandado hacer algo difícil, ¿no lo habrías hecho? Pues con mayor razón si solo ha dicho que te laves y quedarás limpio.

14. Naamán fue y se sumergió siete veces en el Jordán, según se lo había ordenado el profeta; y su carne se volvió como la de un muchacho, y quedó limpio.

15. Entonces él y todos sus acompañantes fueron a ver a Eliseo. Al llegar ante él, Naamán le dijo:–¡Ahora estoy convencido de que en toda la tierra no hay Dios, sino solo en Israel! Por lo tanto, te ruego que aceptes un regalo de este servidor tuyo.

16. Pero Eliseo le contestó:–Juro por el Señor, que me está viendo, que no lo aceptaré.Y aunque Naamán insistió, Eliseo se negó a aceptarlo.

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