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2 Reyes 4:26-39 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

26. Corre a recibirla y pregúntale cómo está, y cómo están su marido y su hijo.El criado fue, y ella le dijo que estaban bien.

27. Luego llegó al monte en donde se encontraba Eliseo y se abrazó a sus pies. Guehazí se acercó para apartarla, pero Eliseo le ordenó:–Déjala, porque está muy angustiada; pero hasta ahora el Señor no me ha dicho qué le ocurre.

28. Entonces ella le dijo:–Señor, ¿acaso te pedí tener un hijo? ¿No te pedí que no me engañaras?

29. Eliseo dijo entonces a Guehazí:–Prepárate, toma mi bastón y ve allá. Si te encuentras con alguien, no lo saludes; y si alguien te saluda, no le respondas. Luego pon mi bastón sobre la cara del niño.

30. Pero la madre del niño dijo a Eliseo:–Juro por el Señor, y por ti mismo, que de aquí no me iré sin ti.Entonces Eliseo se fue con ella.

31. Mientras tanto, Guehazí se había adelantado a ellos y había puesto el bastón sobre la cara del muchacho; pero como este no diera la menor señal de vida, Guehazí salió al encuentro de Eliseo y le dijo:–El niño no vuelve en sí.

32. Cuando Eliseo entró en la casa, el niño ya estaba muerto, tendido sobre la cama.

33. Entonces entró, y cerrando la puerta se puso a orar al Señor. Solamente él y el niño estaban dentro.

34. Luego se subió a la cama y se acostó sobre el niño, poniendo su boca, sus ojos y sus manos sobre los del niño y estrechando contra él su propio cuerpo. El cuerpo del niño empezó a entrar en calor.

35. Eliseo se levantó entonces y anduvo de un lado a otro por la habitación; luego se subió otra vez a la cama y volvió a estrechar su cuerpo contra el del niño. De pronto el muchacho estornudó siete veces y abrió los ojos.

36. Eliseo llamó a Guehazí y le dijo:–Llama a la señora sunamita.Guehazí lo hizo así, y cuando ella llegó a donde estaba Eliseo, este le dijo:–Aquí tienes a tu hijo.

37. La mujer se acercó y se arrojó a los pies de Eliseo; luego tomó a su hijo y salió de la habitación.

38. Después de esto, Eliseo regresó a Guilgal. Por entonces había mucha hambre en aquella región, y una vez, estando sentados los profetas alrededor de Eliseo, dijo este a su criado: “Pon la olla grande en el fuego y haz un guisado para los profetas.”

39. Uno de ellos salió al campo a recoger algunas hierbas y encontró un arbusto silvestre del cual tomó unos frutos, como calabazas silvestres, con los que llenó su capa. Cuando volvió, los rebanó y los echó en el guiso sin saber lo que eran.

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