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2 Reyes 4:1-18 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

1. Cierta mujer, que había sido esposa de uno de los profetas, fue a quejarse a Eliseo, diciéndole:–Mi marido ha muerto, y tú sabes que él honraba al Señor. Ahora el prestamista ha venido y quiere llevarse a mis dos hijos como esclavos.

2. Eliseo le preguntó:–¿Qué puedo hacer por ti? Dime qué tienes en casa.Ella le contestó:–Tu servidora no tiene nada en casa, excepto una jarrita de aceite.

3. Entonces Eliseo le dijo:–Pues ve ahora y pide prestadas a tus vecinos algunas jarras, ¡todas las jarras vacías que puedas conseguir!

4. Luego métete en tu casa con tus hijos, cierra la puerta y ve llenando de aceite todas las jarras y poniendo aparte las llenas.

5. La mujer se despidió de Eliseo y se encerró con sus hijos. Entonces empezó a llenar las jarras que ellos le iban llevando.

6. Y cuando todas las jarras estuvieron llenas, ordenó a uno de ellos:–Tráeme otra jarra más.Pero su hijo le respondió:–No hay más jarras.En aquel momento el aceite dejó de correr.

7. Después fue ella y se lo contó al profeta, y este le dijo:–Ve ahora a vender el aceite y paga tu deuda. Con el resto podréis vivir tú y tus hijos.

8. Un día en que Eliseo pasaba por Sunem, una mujer importante de la ciudad le invitó con mucha insistencia a que entrara a comer; y desde entonces, siempre que Eliseo pasaba por allí se quedaba a comer.

9. Una vez, ella dijo a su marido:–Mira, yo sé que este hombre que siempre que pasa nos visita es un santo profeta de Dios.

10. Vamos a construir en la azotea un cuarto para él. Le pondremos una cama, una mesa, una silla y una lámpara. Así, cuando venga a visitarnos podrá quedarse allí.

11. Una vez en que él llegó para quedarse a dormir en aquel cuarto,

12. le dijo a Guehazí, su criado:–Llama a la señora sunamita.El criado la llamó, y ella se presentó ante Eliseo, que ordenó al criado:

13. –Dile a esta señora que ha sido tan amable con nosotros, que si podemos hacer algo por ella; que si quiere que hablemos en su favor con el rey o con el jefe del ejército.–Yo estoy bien aquí, entre mi propia gente –respondió ella.

14. –Entonces, ¿qué podemos hacer por ella?–No sé –respondió Guehazí–. No tiene hijos, y su marido es anciano.

15. –Llámala –dijo Eliseo.El criado fue a llamarla, pero ella se quedó de pie en la puerta.

16. Entonces Eliseo le dijo:–Para el año que viene, por este tiempo, tendrás un hijo en tus brazos.Ella respondió:–No, mi señor, no engañe un hombre de Dios a su servidora.

17. Pero tal como Eliseo se lo anunciara, ella quedó embarazada y al año siguiente dio a luz un hijo.

18. Y el niño creció, pero un día en que salió a ver a su padre, que estaba con los segadores,

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