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2 Reyes 23:23-32 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

23. Fue en el año dieciocho del reinado de Josías cuando en Jerusalén se celebró aquella Pascua en honor del Señor.

24. Josías eliminó también a los brujos y adivinos, a los ídolos familiares y a otros ídolos, y a todos los aborrecibles objetos de culto que se veían en Judá y en Jerusalén. Lo hizo para cumplir los términos de la ley escritos en el libro que el sacerdote Hilquías había encontrado en el templo del Señor.

25. No hubo ningún rey, ni antes ni después de él, que como él se volviera al Señor con todo su corazón y con toda su alma y con todas sus fuerzas, conforme a la ley de Moisés.

26. A pesar de ello, la ira del Señor siguió encendida, pues todavía estaba enfurecido contra Judá por todas las ofensas con que Manasés le había provocado.

27. Por eso dijo el Señor que iba a apartar de su presencia a Judá como había apartado a Israel, y que iba a rechazar la ciudad de Jerusalén que había escogido y el templo en el que había dicho que residiría su nombre.

28. El resto de la historia de Josías y de todo lo que hizo está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá.

29. En su tiempo, el faraón Necao, rey de Egipto, se dirigió hacia el río Éufrates para ayudar al rey de Asiria. El rey Josías le salió al encuentro; pero en Meguido, apenas Necao lo vio, lo mató.

30. Sus oficiales pusieron su cadáver en un carro y lo llevaron desde Meguido a Jerusalén, donde lo enterraron en su sepulcro. La gente del pueblo tomó entonces a Joacaz, hijo de Josías, y lo consagraron rey en lugar de su padre.

31. Joacaz tenía veintitrés años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén tres meses. Su madre se llamaba Hamutal, hija de Jeremías, y era de Libná.

32. Pero sus hechos fueron malos a los ojos del Señor, igual que los de sus antepasados.

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