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2 Reyes 21:4-16 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

4. y construyó altares en el templo del Señor, acerca del cual el Señor había dicho que sería la residencia de su nombre en Jerusalén.

5. Levantó otros altares en los dos atrios del templo del Señor y los dedicó a todos los astros del cielo.

6. Además hizo quemar a sus hijos en sacrificio, practicó la invocación de espíritus y la adivinación, y estableció el espiritismo y la hechicería. Tan malos fueron sus hechos a los ojos del Señor, que acabó por provocar su indignación.

7. También colocó en el templo del Señor una imagen de Asera; en el templo acerca del cual el Señor había dicho a David y a su hijo Salomón: “Este templo de Jerusalén, que he escogido entre todas las tribus de Israel, será para siempre la residencia de mi nombre.

8. No volveré a arrojar a los israelitas de la tierra que di a sus antepasados, con tal de que cumplan y practiquen todo lo que les he ordenado y todas las enseñanzas que les dio mi siervo Moisés.”

9. Pero ellos no hicieron caso. Por el contrario, Manasés los llevó a actuar con más perversidad que las naciones que el Señor había aniquilado delante de los israelitas.

10. Por lo tanto, el Señor habló por medio de sus siervos los profetas, y dijo:

11. “Por haber cometido Manasés tantas infamias, y por ser su maldad mayor que la de los amorreos que hubo antes que él, ya que ha hecho que Judá peque con sus ídolos,

12. yo, el Señor, el Dios de Israel, declaro: Voy a acarrear tal desastre sobre Jerusalén y Judá, que hasta le dolerán los oídos a quien lo oiga.

13. Mediré a Jerusalén con la misma medida que a Samaria y a la descendencia de Ahab; la voy a dejar limpia, como cuando se limpia un plato y se pone boca abajo.

14. En cuanto al resto de mi pueblo, lo abandonaré y lo entregaré en manos de sus enemigos, para que sean saqueados y despojados por ellos.

15. Porque sus hechos han sido malos a mis ojos y me han estado irritando desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta el presente.”

16. Además de los pecados que Manasés hizo cometer a Judá y de sus malas acciones ante los ojos del Señor, fue tanta la sangre inocente que derramó en Jerusalén, que la llenó de extremo a extremo.

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