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2 Reyes 18:14-24 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

14. Entonces Ezequías, rey de Judá, envió un mensaje al rey de Asiria, que estaba en Laquis, diciéndole: “He cometido un error. Retírate de mi país y te pagaré el tributo que me impongas.”Por lo tanto, el rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, un tributo de nueve mil novecientos kilos de plata y novecientos noventa kilos de oro.

15. Así que Ezequías le entregó toda la plata que encontró en el templo del Señor y en los tesoros del palacio real.

16. En aquella misma ocasión, Ezequías quitó del templo del Señor las puertas y sus marcos, que él mismo había cubierto de oro, y se las dio al rey de Asiria.

17. Después el rey de Asiria envió contra el rey Ezequías a un alto oficial, a un funcionario de su confianza y a otro oficial importante, al frente de un poderoso ejército; y estos fueron de Laquis a Jerusalén, para atacarla. Cuando llegaron a Jerusalén acamparon junto al canal del estanque de arriba, por el camino que va al campo del Lavador de Paños.

18. Luego llamaron al rey, y Eliaquim, hijo de Hilquías, que era el mayordomo de palacio, y Sebná, el cronista, y Joah, hijo de Asaf, el secretario del rey, salieron a encontrarse con ellos.

19. Allí el oficial asirio les dijo:–Comunicad a Ezequías este mensaje del gran rey, el rey de Asiria: ‘¿De qué te sientes tan seguro?

20. ¿Piensas acaso que las palabras bonitas valen lo mismo que la táctica y la fuerza para hacer la guerra? ¿En quién confías para rebelarte contra mí?

21. Veo que confías en el apoyo de Egipto. Pues bien, Egipto es una caña astillada, que si uno se apoya en ella, se le clava y le atraviesa la mano. Eso es el faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él.

22. Y si me decís: ‘Nosotros confiamos en el Señor nuestro Dios’, ¿acaso no suprimió Ezequías los lugares de culto y los altares de ese Dios, y ordenó que la gente de Judá y Jerusalén le diera culto solamente en el altar de Jerusalén?

23. Haz un trato con mi amo, el rey de Asiria: yo te doy dos mil caballos, si consigues jinetes para ellos.

24. Tú, que no eres capaz de hacer huir ni al más insignificante de los oficiales asirios, ¿esperas conseguir jinetes y caballos en Egipto?

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