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1 Samuel 23:2-16 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

2. fue y consultó al Señor. Le preguntó:–¿Me permites ir a luchar contra esos filisteos?El Señor le respondió:–Sí, combátelos y libera la ciudad de Queilá.

3. Pero los hombres de David le dijeron:–Si estando aquí en Judá tenemos miedo, ¡con más razón lo tendremos si vamos a Queilá a luchar contra el ejército filisteo!

4. Entonces David consultó de nuevo al Señor, y el Señor le contestó:–Emprende la marcha a Queilá, pues yo pondré en tus manos a los filisteos.

5. David y sus hombres se pusieron en marcha hacia Queilá, y allí lucharon contra los filisteos, los derrotaron por completo y se apoderaron de sus ganados. De esa manera salvó David a los habitantes de Queilá.

6. Mientras tanto, Abiatar, el hijo de Ahimélec, había huido con la intención de unirse a David en Queilá, llevándose consigo el efod.

7. Por otra parte, a Saúl le habían informado de que David estaba en Queilá, y pensó: “Dios lo ha puesto en mis manos, porque al haberse metido en la ciudad ha quedado encerrado tras sus puertas y cerrojos.”

8. En seguida, Saúl mandó llamar a todo su ejército con el fin de dirigirse a Queilá y sitiar a David y a sus hombres.

9. Pero al saber David que Saúl pensaba atacarle, ordenó al sacerdote Abiatar que le trajera el efod para consultar al Señor.

10. Y dijo David:–Señor y Dios de Israel, este siervo tuyo sabe que Saúl se propone venir a Queilá y destruirla por causa mía.

11. ¿Vendrá Saúl a buscarme, según he sabido? ¿Me entregarán a él los habitantes de Queilá? ¡Señor y Dios de Israel, este siervo tuyo te ruega que se lo digas!El Señor contestó:–Saúl vendrá.

12. Entonces David preguntó:–¿Nos entregarán los habitantes de Queilá, a mí y a mis hombres, en poder de Saúl?Y el Señor respondió:–Os entregarán.

13. Entonces David y sus hombres, que eran alrededor de seiscientos, salieron de Queilá y anduvieron sin rumbo fijo. Y cuando le llegó a Saúl la noticia de que David había escapado de Queilá, ya no hizo nada por perseguirlo.

14. Así David se quedó a vivir en unas fortalezas que había en un monte del desierto de Zif, y aunque Saúl lo buscaba todos los días, Dios no lo puso en sus manos.

15. Sin embargo, David tenía miedo de Saúl, porque este había salido con intención de matarlo. Por eso se quedó en Hores, en el desierto de Zif.

16. Un día, Jonatán, el hijo de Saúl, fue a ver a David en Hores, y a darle ánimo fortaleciendo su confianza en Dios.

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