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1 Samuel 17:24-39 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

24. En cuanto los israelitas vieron a aquel hombre, se llenaron de terror y huyeron de su presencia,

25. diciendo: “¿Habéis visto al hombre que ha salido? ¡Ha venido a desafiar a Israel! A quien sea capaz de vencerle, el rey le dará muchas riquezas, le dará su hija como esposa y liberará a su familia de pagar tributos.”

26. Entonces David preguntó a los que estaban a su lado:–¿Qué darán al hombre que mate a ese filisteo y borre esta ofensa de Israel? Porque, ¿quién es ese filisteo pagano para desafiar así al ejército del Dios viviente?

27. Ellos respondieron lo mismo que antes habían dicho acerca de lo que darían a quien matara a Goliat.

28. Pero Eliab, el hermano mayor de David, que le había oído hablar con aquellos hombres, se enfureció con él y le dijo:–¿A qué has venido aquí? ¿Con quién dejaste esas pocas ovejas que están en el desierto? Yo conozco tu atrevimiento y tus malas intenciones, que solamente has venido para ver la batalla.

29. –Pero ¿qué he hecho ahora –contestó David–, si apenas he hablado?

30. Luego se apartó de su hermano, y al preguntarle a otro, recibió la misma respuesta.

31. Algunos que oyeron las preguntas de David, fueron a contárselo a Saúl, y este lo mandó llamar.

32. Entonces David dijo a Saúl:–Nadie debe desanimarse por culpa de ese filisteo, porque yo, un servidor de Su Majestad, iré a pelear contra él.

33. –No puedes ir tú solo a luchar contra ese filisteo –contestó Saúl–, porque aún eres muy joven. En cambio, él es hombre de guerra desde su juventud.

34. David contestó:–Cuando yo, el servidor de Su Majestad, cuidaba las ovejas de mi padre, si un león o un oso venía y se llevaba una oveja del rebaño,

35. iba detrás de él y se la quitaba del hocico; y si se volvía para atacarme, lo agarraba por la quijada y lo golpeaba hasta matarlo.

36. Ya fuera un león o un oso, este servidor de Su Majestad lo mataba. Y a ese filisteo pagano le va a pasar lo mismo, porque ha desafiado al ejército del Dios viviente.

37. El Señor, que me ha librado de las garras del león y del oso, también me librará de las manos de ese filisteo.Entonces Saúl le dijo:–Anda, pues, y que el Señor te acompañe.

38. Luego hizo Saúl que vistieran a David con la misma ropa que él usaba, y que le pusieran un casco de bronce en la cabeza y lo cubrieran con una coraza.

39. Finalmente, David se colgó la espada al cinto, sobre su ropa, y trató de andar así, porque no estaba acostumbrado a todo aquello. Pero en seguida dijo a Saúl:–No puedo andar con esto encima, porque no estoy acostumbrado.Entonces se lo quitó todo,

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