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1 Reyes 20:29-43 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

29. Durante siete días, sirios e israelitas estuvieron acampados frente a frente, y el séptimo día tuvo lugar la batalla. Ese día los israelitas mataron a cien mil soldados sirios de infantería.

30. El resto del ejército huyó a la ciudad de Afec, pero la muralla de la ciudad cayó sobre los veintisiete mil hombres que habían logrado escapar. Ben-hadad también huyó, y llegó a la ciudad y se escondió de habitación en habitación.

31. Entonces sus oficiales le dijeron:–Hemos sabido que los reyes israelitas cumplen los tratos que hacen; así que pongámonos ropas ásperas y una soga en el cuello, y vayamos ante el rey de Israel, a ver si nos perdona la vida.

32. Entonces se pusieron ropas ásperas y una soga en el cuello, y presentándose ante el rey de Israel le dijeron:–Ben-hadad ruega a Su Majestad que le perdone la vida.Ahab respondió:–¿Vive todavía? ¡Para mí es como un hermano!

33. A los hombres les pareció esto una buena señal, y tomándole la palabra contestaron en seguida:–¡Ben-hadad es hermano de Su Majestad!–¡Pues id a traerle! –contestó Ahab.Entonces Ben-hadad se presentó ante Ahab, y Ahab le hizo subir en su carro.

34. Luego Ben-hadad le dijo:–Te devolveré las ciudades que mi padre quitó al tuyo, y tú puedes hacer negocios en Damasco, como mi padre los hacía en Samaria.–Yo, por mi parte, me comprometo a dejarte ir –contestó Ahab.De este modo, Ahab hizo un pacto con Ben-hadad y le dejó que se fuera.

35. Entonces, un hombre que pertenecía al grupo de los profetas pidió a un compañero suyo, por orden del Señor:–¡Hiéreme, por favor!Pero el otro no quiso hacerlo.

36. Entonces el profeta le dijo:–Por no haber hecho caso a la orden del Señor, un león te atacará cuando te separes de mí.En efecto, en cuanto el otro se separó del profeta, un león le salió al encuentro y lo mató.

37. Después se encontró el profeta con otro hombre, y le pidió también que le hiriera, y aquel hombre le golpeó y le hirió.

38. Entonces el profeta fue a esperar al rey en el camino, disfrazado y llevando una venda sobre los ojos.

39. Cuando el rey estaba pasando, el profeta le dijo en voz alta:–Este servidor de Su Majestad marchó al frente de batalla, y de entre las filas salió un soldado y me trajo un prisionero. Me pidió que me hiciera cargo de él, advirtiéndome que, si se me escapaba, yo le respondería con mi vida o tendría que pagarle tres mil monedas de plata.

40. Y como este servidor de Su Majestad se entretuvo con otras cosas, el prisionero se me escapó.El rey de Israel le contestó:–Tú mismo te has declarado culpable y has pronunciado tu propia sentencia.

41. Pero el profeta se quitó rápidamente la venda de los ojos, y el rey se dio cuenta de que era uno de los profetas.

42. Entonces el profeta le dijo:–Así dice el Señor: ‘Como tú dejaste escapar al hombre que él había condenado a morir, con tu vida pagarás por la suya y con tu pueblo por el suyo.’

43. Entonces el rey de Israel se fue a Samaria, triste y malhumorado, y se metió en su palacio.

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