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1 Reyes 20:23-33 Dios Habla Hoy con Deuterocanónicos Versión Española (DHHED)

23. Por su parte, los oficiales del rey de Siria dijeron a este:–Los dioses de los israelitas son dioses de las montañas; por eso nos han vencido. Pero si luchamos contra ellos en la llanura, con toda seguridad los venceremos.

24. Lo que ahora debe hacer Su Majestad es quitar de su puesto a los reyes y poner oficiales en su lugar,

25. organizar luego un ejército como el que fue derrotado, caballo por caballo y carro por carro. Entonces lucharemos contra ellos en el llano y, sin duda, los venceremos.Ben-hadad prestó atención a este consejo, y lo siguió.

26. Un año después, Ben-hadad pasó revista a los sirios y se trasladó a Afec para luchar contra Israel.

27. También los israelitas pasaron revista a sus fuerzas y las aprovisionaron, y salieron al encuentro de los sirios. Acampados frente a los sirios, parecían apenas dos rebaños de cabras, pues los sirios ocupaban todo el terreno.

28. En esto se presentó un profeta ante el rey de Israel, y le dijo:–Así dice el Señor: ‘Puesto que los sirios han dicho que yo soy un dios de las montañas y no un dios de los valles, voy a entregar en tus manos a toda esta gran multitud. Así sabrás que yo soy el Señor.’

29. Durante siete días, sirios e israelitas estuvieron acampados frente a frente, y el séptimo día tuvo lugar la batalla. Ese día los israelitas mataron a cien mil soldados sirios de infantería.

30. El resto del ejército huyó a la ciudad de Afec, pero la muralla de la ciudad cayó sobre los veintisiete mil hombres que habían logrado escapar. Ben-hadad también huyó, y llegó a la ciudad y se escondió de habitación en habitación.

31. Entonces sus oficiales le dijeron:–Hemos sabido que los reyes israelitas cumplen los tratos que hacen; así que pongámonos ropas ásperas y una soga en el cuello, y vayamos ante el rey de Israel, a ver si nos perdona la vida.

32. Entonces se pusieron ropas ásperas y una soga en el cuello, y presentándose ante el rey de Israel le dijeron:–Ben-hadad ruega a Su Majestad que le perdone la vida.Ahab respondió:–¿Vive todavía? ¡Para mí es como un hermano!

33. A los hombres les pareció esto una buena señal, y tomándole la palabra contestaron en seguida:–¡Ben-hadad es hermano de Su Majestad!–¡Pues id a traerle! –contestó Ahab.Entonces Ben-hadad se presentó ante Ahab, y Ahab le hizo subir en su carro.

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