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San Mateo 13:6-24 Biblia del Jubileo (JBS)

6. mas saliendo el sol, se quemó; y se secó, porque no tenía raíz.

7. Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron.

8. Y parte cayó en buena tierra, y dio fruto: uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta.

9. Quien tiene oídos para oír, oiga.

10. Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?

11. Y él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros es concedido saber los misterios del Reino de los cielos; mas a ellos no les es concedido.

12. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

13. Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.

14. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no miraréis.

15. Porque el corazón de este pueblo está engrosado, y con los oídos oyen pesadamente, y con sus ojos guiñan; para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y del corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane.

16. Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.

17. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

18. Oíd, pues, vosotros la parábola del que siembra:

19. Oyendo cualquiera la Palabra del Reino, y no entendiéndola, viene el Malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón; éste es el que fue sembrado junto al camino.

20. Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y luego la recibe con gozo.

21. Mas no tiene raíz en sí, antes es temporal; que venida la aflicción o la persecución por la Palabra, luego se ofende.

22. Y el que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la Palabra; pero la congoja de este siglo y el engaño de las riquezas, ahogan la Palabra, y se hace infructuosa.

23. Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la Palabra, y el que lleva el fruto; y produce uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta por uno.

24. Otra parábola les propuso, diciendo: El Reino de los cielos es semejante al hombre que siembra buena simiente en su campo;

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