1. Así que, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con altivez de palabra, o de sabiduría, a anunciaros el testimonio de Dios.
2. Porque no me juzgué saber algo entre vosotros, sino a Jesús, el Cristo, y a éste colgado en el madero.
3. Y estuve yo con vosotros con flaqueza, y mucho temor y temblor.
4. Y ni mi palabra ni mi predicación fue en palabras persuasivas de humana sabiduría, sino en demostración del Espíritu y de potencia;
5. para que vuestra fe no esté fundada en sabiduría de hombres, sino en potencia de Dios.