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Génesis 31:14-32 Biblia del Jubileo (JBS)

14. Y respondió Raquel y Lea, y le dijeron: ¿Tenemos acaso parte o heredad en la casa de nuestro padre?

15. ¿No nos tiene ya como por extrañas, pues que nos vendió, y aun se ha comido del todo nuestro precio?

16. Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es, y de nuestros hijos; ahora pues, haz todo lo que Dios te ha dicho.

17. Entonces se levantó Jacob, y subió sus hijos y sus mujeres sobre los camellos.

18. Y guió todo su ganado, y toda su hacienda que había adquirido, el ganado de su ganancia que había adquirido en Padan-aram, para volverse a Isaac su padre en la tierra de Canaán.

19. Y Labán había ido a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurtó los ídolos de su padre.

20. Y hurtó Jacob el corazón de Labán, el arameo, en no hacerle saber cómo huía.

21. Huyó, pues, con todo lo que tenía; y se levantó, y pasó el río, y puso su rostro al monte de Galaad.

22. Y fue dicho a Labán al tercer día cómo Jacob había huido.

23. Entonces tomó a sus hermanos consigo, y fue tras él camino de siete días, y le alcanzó en el monte de Galaad.

24. Y vino Dios a Labán, el arameo, en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no digas a Jacob bueno ni malo.

25. Alcanzó pues Labán a Jacob, y éste había fijado su tienda en el monte; y Labán acampó con sus hermanos en el monte de Galaad.

26. Y dijo Labán a Jacob: ¿Qué has hecho, que me hurtaste el corazón, y has traído a mis hijas como cautivas a espada?

27. ¿Por qué te escondiste para huir, y me hurtaste el corazón, y no me hiciste saber, para que yo te enviara con alegría y con canciones, con tamborín y vihuela?

28. Que aun no me dejaste besar mis hijos y mis hijas. Ahora locamente has hecho.

29. Poder hay en mi mano para haceros mal; mas el Dios de vuestro padre me habló anoche diciendo: Guárdate que no digas a Jacob ni bueno ni malo.

30. Y ya que te ibas, porque tenías deseo de la casa de tu padre, ¿por qué me hurtaste mis dioses?

31. Y Jacob respondió, y dijo a Labán: Porque tuve miedo; pues dije, por ventura me robarías tus hijas.

32. En quien hallares tus dioses, no viva; delante de nuestros hermanos reconoce lo que yo tuviere tuyo, y llévatelo. Jacob no sabía que Raquel los había hurtado.

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