29. Nosotros sabemos que a Moisés habló Dios; mas éste no sabemos de dónde es.
30. Les respondió aquel hombre, y les dijo: Por cierto, maravillosa cosa es ésta, que vosotros no sabéis de dónde sea, y a mí me abrió los ojos.
31. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; mas si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a éste oye.
32. Desde el siglo no fue oído, que abriese alguno los ojos de uno que nació ciego.