34. y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dicen: Señor, ven, y ve.
35. Y lloró Jesús.
36. Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.
37. Y unos de ellos dijeron: ¿No podía éste que abrió los ojos al ciego, hacer que éste no muriera?
38. Y Jesús, por eso, embraveciéndose otra vez en sí mismo, vino al sepulcro donde había una cueva, la cual tenía una piedra encima.
39. Dice Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que se había muerto, le dice: Señor, hiede ya, que es de cuatro días.
40. Jesús le dice: ¿No te he dicho que, si creyeres, verás la gloria de Dios?
41. Entonces quitaron la piedra de donde el muerto había sido puesto. Y Jesús, alzando los ojos arriba, dijo: Padre, gracias te doy que me has oído.
42. Que yo sabía que siempre me oyes; mas por causa de la compañía que está alrededor, lo dije, para que crean que tú me has enviado.
43. Y habiendo dicho estas cosas, clamó a gran voz: Lázaro, ven fuera.