4. y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
5. y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos es dado.
6. Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos.
7. Porque apenas morirá alguno por un justo; con todo pudiera ser que alguno osara morir por el bueno.
8. Mas Dios encarece su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.