1. Mi aliento está corrompido, mis días se extinguen, y me está preparado el sepulcro.
2. No hay conmigo sino escarnecedores, en cuya amargura se detienen mis ojos.
3. Determina ahora, dame fianza para contigo: ¿Quién es aquél que querría ser mi fiador?
4. Porque has escondido de su corazón la inteligencia; por tanto, no los exaltarás.
5. El que habla lisonjas a sus amigos, aun los ojos de sus hijos desfallecerán.
6. Él me ha puesto por refrán de pueblos, y delante de ellos he sido como tamboril.
7. Y mis ojos se oscurecieron por causa del dolor, y mis pensamientos todos son como sombra.
8. Los rectos se maravillarán de esto, y el inocente se levantará contra el hipócrita.
9. No obstante, proseguirá el justo su camino, y el limpio de manos aumentará la fuerza.