1. PORQUE sabemos, que si la casa terrestre de nuestra habitación se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos.
2. Y por esto también gemimos, deseando ser sobrevestidos de aquella nuestra habitación celestial;
3. Puesto que en verdad habremos sido hallados vestidos, y no desnudos.
4. Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo, gemimos agravados; porque no quisiéramos ser desnudados; sino sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
5. Mas el que nos hizo para esto mismo, es Dios; el cual nos ha dado la prenda del Espíritu.
6. Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo, que entre tanto que estamos en el cuerpo, peregrinamos ausentes del Señor;
7. (Porque por fe andamos, no por vista;)
8. Mas confiamos, y más quisiéramos partir del cuerpo, y estar presentes al Señor.