30. No habían quitado de sí su deseo, Aun estaba su vianda en su boca,
31. Cuando vino sobre ellos el furor de Dios, Y mató los más robustos de ellos, Y derribo los escogidos de Israel.
32. Con todo esto pecaron aún, Y no dieron crédito á sus maravillas.
33. Consumió por tanto en nada sus días, Y sus años en la tribulación.
34. Si los mataba, entonces buscaban á Dios; Entonces se volvían solícitos en busca suya.
35. Y acordábanse que Dios era su refugio. Y el Dios Alto su redentor.
36. Mas le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían:
37. Pues sus corazones no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto.