41. De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían:
42. A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él.
43. Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.
44. Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él.