38. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
39. Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.
40. Entonces algunos de la multitud, oyendo estas palabras, decían: Verdaderamente éste es el profeta.