8. Pero el que es noble piensa con nobleza, y en su nobleza permanece.
9. ¡Mujeres indolentes, levantaos; oíd mi voz. Hijas confiadas, escuchad mi palabra!
10. De aquí a poco más de un año tendréis espanto, oh confiadas; porque la vendimia faltará y la cosecha no vendrá.
11. ¡Temblad, oh indolentes; turbaos, oh confiadas; despojaos, desnudaos y ceñid los lomos con cilicio!
12. Golpeándose el pecho, se lamentarán por los campos deleitosos, por la viña fértil.
13. Sobre la tierra de mi pueblo subirán espinos y cardos; sí, sobre todas las casas donde hay regocijo en la ciudad alegre.
14. Porque el palacio ha quedado desierto, la multitud de la ciudad cesará; las torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre, un deleite para asnos monteses y pastizal para los rebaños,
15. hasta que sobre nosotros sea derramado el Espíritu de lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea considerado como bosque.
16. Y la justicia habitará en el desierto, y en el campo fértil morará la rectitud.
17. Y el efecto de la rectitud será paz; y el resultado de la rectitud, reposo y seguridad para siempre.
18. Y mi pueblo habitará en morada de paz, y en habitaciones seguras y en tranquilos lugares de reposo.
19. Y caerá granizo cuando caiga el bosque, y la ciudad será del todo abatida.
20. Dichosos vosotros los que sembráis junto a todas las aguas y dejáis sueltos al buey y al asno.