11. Y aconteció que un día pasó él por allí, y se quedó en aquel aposento y durmió allí.
12. Entonces él le dijo a Giezi, su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando él la llamó, ella se presentó ante él.
13. Y dijo él a Giezi: Dile: He aquí, tú nos has atendido con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti? ¿Quieres que hable por ti al rey o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo.
14. Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí, ella no tiene hijo y su marido ya es viejo.
15. Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la puerta.
16. Y él le dijo: Por esta temporada, según el tiempo de la vida, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, hombre de Dios, no engañes a tu sierva.
17. Pero la mujer concibió y dio a luz un hijo en la temporada que Eliseo le había dicho, según el tiempo de la vida.
18. Y cuando el niño creció, aconteció que un día salió adonde estaba su padre con los segadores.
19. Y dijo a su padre: ¡Ay, mi cabeza, mi cabeza! Y él dijo a un criado: Llévalo a su madre.
20. Y lo tomó y lo llevó a su madre, y estuvo sentado sobre sus rodillas hasta el mediodía, y murió.
21. Entonces ella subió y lo puso sobre la cama del hombre de Dios, y cerró la puerta y salió.
22. Luego llamó a su marido y le dijo: Te ruego que envíes conmigo a alguno de los criados y una de las asnas, para que yo vaya corriendo al hombre de Dios y regrese.