49. ¡No! Pero esta gente, que no sabe nada de la ley, está bajo maldición.
50. Nicodemo, que era uno de ellos y que antes había ido a ver a Jesús, les interpeló:
51. —¿Acaso nuestra ley condena a un hombre sin antes escucharlo y averiguar lo que hace?
52. —¿No eres tú también de Galilea? —protestaron—. Investiga y verás que de Galilea no ha salido ningún profeta.
53. Entonces todos se fueron a casa.