32. Juan declaró: «Vi al Espíritu descender del cielo como una paloma y permanecer sobre él.
33. Yo mismo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu desciende y permanece, es el que bautiza con el Espíritu Santo.”
34. Yo lo he visto y por eso testifico que éste es el Hijo de Dios.»
35. Al día siguiente Juan estaba de nuevo allí, con dos de sus discípulos.